
Los caminos perdidos de África, el cierre de la trilogía, nos traslada a los territorios de Etiopía, Sudán y Egipto, regiones próximas al curso del Nilo. Como es habitual en sus textos viajeros, el escritor nos hace caminar a su lado con naturalidad, ternura, curiosidad, perspicacia, humor, pasión y una honda comprensión de lo humano. Y en el estilo de sus dos libros anteriores, junto a los rostros, las voces y los perfumes del camino, Reverte nos aproxima a episodios singulares de la historia africana, para hacernos entender mejor el drama y la grandeza del continente.